domingo, 16 de febrero de 2014

Amor

En un fin de semana donde, nos guste o no, se celebra San Valentín me parece oportuno hablar del amor. Sé que, a veces, las parejas se rompen. Si hay madurez se sobrelleva la ruptura con cierto sentido común y los hijos no acaban pagando las consecuencia, pero muchas veces no ocurre así.

No pretendo dar consejos porque sé que es difícil, ya que si cada uno de nosotros somos únicos, las parejas lo son más todavía ya que son algo más que la suma de dos personalidades, ni tampoco pretendo analizar las causas sociológicas y psicológicas porque también son numerosas y complejas.
Las rupturas sentimentales, como todas las pérdidas importantes, tienen un periodo de duelo que suele durar de media un año. No dejemos que se extienda en el tiempo más de lo necesario por nosotros y por nuestros hijos.

La entrada se titula Amor con toda la intención. Por fortuna, la mayoría de los niños que nacen en España son queridos y muy esperados desde el momento de su concepción. Cada vez hay más estudios que demuestran que, si en la primera infancia no hemos crecido recibiendo este amor incondicional que sólo nuestros progenitores pueden darnos, seremos adultos con déficit en inteligencia emocional.

Si la pareja se rompe, tenemos que empezar pronto a restablecer vínculos de amor, y no me refiero a la pareja sino a redes de amistad, familiares y asociaciones.  Si no hacemos esto, podemos correr el riesgo de enredarnos en el pasado doloroso, en la desconfianza o en muchos sentimientos que son negativos y, por tanto, no queremos que los aprendan nuestros hijos.
Cada día que vivimos damos y recibimos mucho amor. Nunca deberíamos olvidarlo. Es el motivo por el que las personas somos felices. Está más que demostrado que todos aprendemos más  y somos más creativos cuando nuestro mundo afectivo es positivo.

Nuestros hijos son especiales en este don; aman con intensidad a amigos, padres, abuelos, profesores… Aprendamos de ellos a aceptar nuevas situaciones que, muchas veces, conllevan nuevas relaciones afectivas. No podemos renunciar a seguir amando, son muchas las personas que nos quieren y muchas también a las que queremos. Por eso, aunque sea con retraso, os deseo un feliz San Valentín a todos.

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